Corría el año 1193. En un palacio señorial de Asís, ha nacido una niña que llegaría a ser en efecto una gran luz para toda la cristiandad. Así se lo habían anunciado por medio de una locución sobrenatural a su madre Doña Hortolana. Después de una infancia feliz y piadosa, a los 18 años, fuertemente impresionada y atraída por el ideal de su compatriota Francisco, quiso seguir su vida de pobreza y abnegación para lo cual huyó una noche de su palacio acompañada por una amiga, y se trasladó a Nuestra Señora de los Ángeles (capillita llamada de la Porciúncula) donde San Francisco y sus frailes la recibieron para su consagración al Señor.¡Qué noche tan luminosa para Santa Clara llena hasta los bordes de un amor apasionado a Cristo!. Él fue siempre en adelante su vida. Y con Jesús Eucaristía es sus manos virginales, salvó de la invasión de los sarracenos su propio Convento y la Ciudad de Asís que se veía amenazada por las hordas incontroladas de Federico II. Fue entonces cuando oyó de labios de Jesús aquellas consoladoras palabras: "Yo seré siempre vuestra custodia".Una noche de Navidad encontrándose enferma y no pudiendo asistir con sus Hermanas a los Oficios Solemnes de Noche buena, tuvo desde su celda una gran visión. Fue trasladada en espíritu a la Iglesia de San Francisco, donde los frailes celebraban la misa con toda solemnidad, participó en la celebración, oyendo los cantos y los instrumentos musicales. Este hecho tan prodigioso fue motivo por el que el Papa Pío XII la declaró Patrona de la Televisión.Después de una vida desbordante de amor a los misterios de Jesús y María en el pesebre, en la cruz y en la Eucaristía, murió el día 11 de Agosto de 1253. La Santísima Virgen vino con un cortejo de vírgenes a buscarla para llevársela al cielo, mientras ella susurraba dulcemente:
"parte confiada, alma mía,
que Aquel que te creó te abre ya los brazos para recibirte".
"parte confiada, alma mía,
que Aquel que te creó te abre ya los brazos para recibirte".
- Paz y Bien
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