Asombro, indignación, rabia, dolor, es lo que se siente en esta tierra larense ante la intolerancia, de quienes nunca tienen la razón y que actúan en la oscuridad de la noche para tratar de ocultar identidades, creyendo que el pueblo es bobo y que no sabe de dónde vienen los tiros.
Respeto, tolerancia, paz, justicia es lo que necesitamos los venezolanos para salir adelante de este abismo en que nos encontramos desde hace más de una década. ¿Por qué los ataques? ¿Por qué destruir? ¿Qué culpa tiene este pueblo de que los políticos no se pongan de acuerdo a la hora de pensar en el Estado? ¿No deberían pensar en el bienestar de todo un colectivo en vez de preferir a parcelas, colores o una misma forma de pensar?
En verdad no salgo de mi asombro, lo que ha sucedido hoy con los monumentos a la Divina Pastora en Barquisimeto y Santa Rosa tiene que marcar el fin de esta manera de gobernar que quiere dividir a un hermoso país que siempre se caracterizó por su gente unida, solidaria y muy cercana. Los que optamos por la Paz y el Bien en Venezuela, somos mayoría. Respeto para la Iglesia Católica, respeto para nuestros símbolos religiosos arraigados profundamente en el ser del barquisimetano. No a la intolerancia religiosa.
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