En un momento histórico marcado por la violencia,la indiferencia y el egoísmo, muchos hombres y mujeres se sienten perdidos.Mediante nuestro testimonio común de la Buena Nueva del Evangelio, podemosayudar a los hombres de nuestro tiempo a redescubrir el camino que lleva a laverdad, a la justicia y a la paz. Que todos los cristianos, junto con loscreyentes de cualquier tradición religiosa y todos los hombres de buenavoluntad reconozcan la urgencia del momento, que nos obliga a buscar lareconciliación y la unidad de la familia humana, respetando absolutamente laslegítimas diferencias, por el bien de toda la humanidad y de las futurasgeneraciones. Es necesario retomar siempre con audacia y sin cansarse el caminodel diálogo, de la reconciliación y de la paz. NO HAY OTRO CAMINO."CONSTRUIR LA PAZ ES DIFÍCIL, PERO VIVIR SIN PAZ ES UN TORMENTO.
Todos loshombres y mujeres de esta tierra, en el mundo entero, nos piden que llevemosdelante de Dios su ardiente aspiración por la paz "SOMOS HOMBRES Y MUJERESDE RESURRECCIÓN, NO DE MUERTE. “LA VIOLENCIA NO SE VENCE CON LA VIOLENCIA”. LAVIOLENCIA SE VENCE CON LA PAZ
.Con la paz, con el trabajo, con ladignidad de llevar la patria adelante”. Que se redoblen pues los esfuerzos ylas iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en lajusticia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíprocaseguridad.
Ha llegado el momento de que todos tengan laaudacia de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de lapaz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dosEstados a existir y a disfrutar de paz y seguridad. La paz basada en laseguridad y la mutua confianza será el marco de referencia estable paraafrontar y resolver los demás problemas y una ocasión para un desarrolloequilibrado, que sirva de modelo para otras áreas en crisis.
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El respetode este derecho humano fundamental es una de las condiciones irrenunciables dela paz, de la hermandad y de la armonía; proclama al mundo que es necesario yposible encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes; lascosas que tenemos en común son tantas y tan importantes que es posibleencontrar un modo de convivencia serena, ordenada y pacífica, acogiendo lasdiferencias y con la alegría de ser hermanos en cuanto hijos de unúnico Dios para crear las condiciones de una paz estable, basada en lajusticia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíprocaseguridad”.
No nos dejemos robar el fundamento de nuestra esperanza!¡No privemos al mundo del gozoso anuncio de la Resurrección! Siempre que, superados los antiguosprejuicios, nos atrevemos a promover nuevas relaciones fraternas, confesamosque Cristo ha resucitado verdaderamente. Siempre que pensamos el futuro de laIglesia a partir de su vocación a la unidad, brilla la luz de la mañana dePascua”. Dejemos a un lado los recelos que hemos heredado del pasado y abramosnuestro corazón a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu del Amor y de laVerdad, para marchar juntos hacia el día bendito en que reencontremos nuestraplena comunión”. Sólo el Espíritu Santo puede conducirnos, la de la comunióndentro de la legítima diversidad. Trabajemos por la unidad de los cristianos.
LA PAZ NO SE PUEDE COMPRAR: ES UN DON QUE HEMOSDE BUSCAR CON PACIENCIA Y CONSTRUIR ‘ARTESANALMENTE’ MEDIANTE PEQUEÑOS YGRANDES GESTOS EN NUESTRA VIDACOTIDIANA”. “El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemosla misma sangre y formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemosun único Padre del cieloy que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza”. La misión delEspíritu Santo consiste en generar armonía y obrar la paz en situaciones diversas y entreindividuos diferentes”, la construcción de la paz exige sobre todo el respeto ala libertad y a la dignidad de la persona humana, “NO NOS CANSEMOS DE PERSEGUIRLA PAZ CON DETERMINACIÓN Y COHERENCIA. Respetémonos y amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas.
Aprendamos a comprender el dolor del otro.
Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia.
Trabajemos juntos por la justicia y por la paz
Vivimos una comunicación y un intercambio fraternoque pueden reponernos y darnos nuevas fuerzas para afrontar los retos comunesque se nos plantean”. SEAMOS TESTIGOS DELA ACCIÓN DE DIOS EN EL MUNDO Y OÍR LA LLAMADA A SER AGENTES DE PAZ Y DEJUSTICIA, “a implorar en la oración estos dones y a aprender de lo alto lamisericordia, la grandeza de ánimo, la compasión”. Y no hagamos oídos sordos alfuerte llamamiento a la unidad en laspalabras de Aquel que, resucitado, nos llama a todos nosotros ‘mishermanos’". El Señor ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; elSeñor se fije en ti y te conceda la paz”
PAPA FRANCISCO
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